En un aula donde somos treinta y cinco personas, es imposible que no haya olores (sin importar la edad de las personas que forman parte del grupo).
Empezábamos la mañana y ya había un perfume, nada agradable y de origen natural.
Debido a que ya estoy acostumbrada a estos olores, siempre tengo guardado en el armario, un perfume.
Pero, como siempre, hubo una charla previa a la tirada de perfume:
"Chicos, les pido que por favor, cuando quieran ir al baño para hacer pipí, popó o pupú me pidan y vayan.
Somos treinta y dos (sí, es inhumano tener tantos alumnos dentro de un aula), imagínense que todos se expandieran al mismo tiempo... ¿Qué pasaría con nosotros?"
Mis alumnos contestaron: "¡Nos ahogamos!" "¡¡Seño, explotamos!!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario