El Principito se sentó sobre una piedra y levantó sus ojos hacia el cielo:
"me pregunto - dijo - si las estrellas están escondidas a fin de que cada uno pueda encontrar la suya algún día."

martes, 31 de octubre de 2017

Pequeños seres terroríficos.

En el aula apareció una pequeña compañera, que usualmente la tenemos instalada en las casas, la cucaracha.

Cuando la vimos, todos (somos 35 personas en total dentro del aula), intentamos matarla.

Pero nuestra querida invasora, al vernos a todos buscando asesinarla, decidió esconderse.

Continuamos la clase, al ver que ella no quería salir de su escondite.

Pero de pronto volvió a aparecer, y para sorpresa de todos, en el momento en que surgió de la oscuridad de las láminas pudimos apreciar dentro del aula un grito.
Un grito nada parecido al canto de una sirena, sino más bien, como salido de una película de terror.

Cuando escuchamos éste melodioso sonido, acompañamos el sentimiento con nuestras hermosas voces. Uniéndonos y formando un hermoso coro de loros.

Pero no cualquier loro, sino a uno al que se le quedó la cola atorada en alguna ramita de un árbol y grita de dolor.

Mágicamente apareció un salvador, que nos libraría de esa terrible invasora. Éste salvador decidió sacrificar la suela de su zapatilla.

En el primer impacto, nuestra enemiga, volvió a esconderse entre las láminas y carteles. Pero para el segundo impacto ya estábamos todos preparados para su aparición. Muy atentos, con gran valentía, la esperamos y acabamos con ella.

En realidad fue Pepe, el que pudo acabar con ella.

Por último se escucharon fuertes aplausos y gritos de victoria.

¡¡Vencimos a la cuca!!


Me encanta contar mis anécdotas porque desde este lugar de la complicidad y la gracia se puede apreciar la espontaneidad de los chicos. Porque a veces los adultos le buscamos tantas vueltas a la realidad, cuando todo lo que tenemos que ver está tan solo dando vuelta la página.

Los chicos tienen esa inocencia que cada día me hace más feliz. Nos enseñan día a día que a la vida hay que verla con ojos de simpleza y no, con constantes preocupaciones.

Es verdad que la vida, a medida que uno va creciendo, se hace más dura y compleja. Pero no debemos perder eso que caracteriza a los niños, la energía y alegría, de tener un día más de vida con todas aquellas personas que queremos.

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